Oscura soledad

El calor de la sábana sobre mi piel es mi única compañía en la oscuridad, en el éter de mi habitación. Media cama vacía me hizo sentir que por lo menos me acompañaba la fría y exquisita melancolía, gritando despacio que algún día marchará, que mi apego no es bueno, que no debo enamorarme; que el adiós de ella también llegará. Que su amor más grande es la tristeza, amor extraño y crudo le hace sentir alegría. Derrepente una lágrima corrió por mi mejilla, el calor de mi sabana se había perdido y el frío incierto llegó a mis huesos. 

La soledad gozaba dentro de mi cuerpo, hacía travesuras con su amor extraño y eterno...juntos lastimaban mi alma, me arrastraban a extraños recuerdos ocultos en mi memoria. 

El vacío en aquella habitación se hizo más grande, gigante, no sé cúantos en sueños han sentido caer a un agujero sin final...Sentí caer despierto, y una parte de mi anhelaba caer y sentir tal golpe, deseaba descubrir el misterio de aquella oscuridad, deseaba seguirle el juego a la tristeza, en busca de su amor. 

De un momento a otro cerré mis ojos y al abrirlos seguía ahí en aquella habitación oscura, en el silencio inminente de la madrugada, el calor de mi sábana regresaba sigilosamente y aquella soledad abrazaba mi alma...esta vez sin herirme, ahora era mi compañía, pero al despertar en la mañana ya no estaba, se había marchado. Quizá fue en busca de otro poeta, o de un infante enamorado.

OsmanMena